Terror en las aulas

Hay una cosa que nos acompaña a lo largo de la vida académica, que al principio parece un elemento amistoso pero que poco a poco cambia y vemos que su único propósito en el mundo es hacernos sufrir...
No hablo de los profesores enrollaos que te la meten doblá a la primera de cambio ni de los colegas que luego te roban el bocata, hablo de los *sonido de truenos* exámenes tipo test!!!

Los exámenes normales son algo natural, no hay que tenerles miedo, a los exámenes sorpresa tampoco, ya que aunque el profesor podía, no lo pondría nunca ya que habría demasiados suspensos y le entraría depresión, pero los exámenes tipo test… debemos temerles por encima de todas las cosas.

Empezaron siendo enrollados, cuando íbamos a primaria y nos ponían un tipo test era un aprobado seguro. Miro si me sé alguna, miro si por descarte puedo conseguir otra y el resto a suertes a b b a c b y a esperar un cinquillo como mínimo. Si te avisaban de que el examen iba a ser tipo test todos felices. Hasta ese fatídico día de (en mi caso si no recuerdo mal) segundo o tercero de la ESO (si no caíste en la logse fue un par de años antes seguro) en el que te avisaban de que si una respuesta acertada valía X, un fallo restaba X/2 con lo que no solo no puntuabas, perdías puntos y 2 fallos anulaban una buena respuesta.

Te entraba el sudor al responder y se había anulado la posibilidad de hacer por suertes las que no sabías. Los exámenes tipo test tenían la misma dificultad que los exámenes normales, se nos había acabado el chollo, el que creíamos nuestro fiel amigo se había vuelto un estirado como los demás exámenes, pero aun no era motivo para temerle.

El problema viene cuando te empiezan a hacer dudar de tus conocimientos, o más bien de lo que no sabes, los profesores sabían que contestabas por descarte y no les gustaba.

-Hagamos que razonen sus respuestas dijo uno.

- No, réstemeles más puntos si fallan dijo otro.

En un alarde de crueldad otro exclamó: -prohibámosles dejar respuestas en blanco y obliguémosles a contestar lo sepan o no!!!

Y a punto estuvieron de aplicar esas ideas que parecen realmente crueles, cuando el más cruel de todos dijo:

-Pongamos una cuarta opción, siempre la última de todas para que ya hayan pensado la respuesta al llegar a ella que diga: Ninguna de las anteriores.

Y así es como lograron no sólo eliminar el sistema de respuestas por descartes, si no que todos empezamos a dudar de la respuesta que nada más ver teníamos la certeza de que sería la correcta.

Más de una vez he hecho exámenes ignorando al opción de ninguna es la correcta, hasta que este año he disfrutado de algún cerito porque mis profesores de matemáticas de la universidad consideraban gracioso cambiar un simbolito en definiciones imposibles de entender y hacer que precisamente la opción ninguna es correcta sea la cierta.

Siempre nos ayudaron en nuestra juventud, y ahora que estamos confiados es cuando se aprovechan y nos suspenden y nadie, NADIE, está a salvo.